"Entre sus virtudes, un muy humano metraje (la cinta pasa volando), una realización fluida y en constante movimiento (de la que ya da noticia el virtuoso plano secuencia inicial del seguimiento del globo), dos protagonistas antitéticos condenados al entendimiento (el propio Dupontel y una perfectamente atolondrada Kiberlain), un secundario con alma de “slapstick” (el letrado que recibe todos los palos), gags tan desproporcionados como eficaces (momentazo crucial: la contemplación de las imágenes de la cámara de videovigilancia) y una extraña querencia por el gore más grotesco (lo más exagerado del conjunto: el viejo inválido cuyas cuatro extremidades se descuartizan no una sino varias veces). El resultado es una fiesta delirante a la que incluso se apuntan, en saludables cameos, Gaspar Noé, Jan Kounen, Terry Gilliam y Jean Dujardin."
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Jordi Batlle Caminal
de
Fotogramas